Había una vez en un mundo microscópico junto a una colonia de grampositivas un organismo que soñaba con volverse benéfica, pero cada vez que buscaba un hogar donde habitar causaba tal revuelo que la temperatura se elevaba, los escalofríos lo sacudían y la congestión dificultaba su respiración.
Agotado este virus de vagar y de ser víctima de los jarabes y remedios de cebolla y sábila, decidió cambiar de huésped y emprendió una búsqueda exhaustiva por diferentes especies de animales para encontrar su nuevo hogar. Pasado algún tiempo y después de pasar del perro al gato, del gato al loro y del loro al cuervo, descubrió que en el cerdo habitaban unos organismos muy parecidos en su ADN; fue allí donde este solitario virus encontró la felicidad; su familia y hasta un huésped que ya no sufría los embates de su letalidad.
Y es así, como la especia humana regresó a la tranquilidad debido a que este organismo, el AH1N1 no volvió a salir de su huésped favorito, y es por eso que cada vez que veo a un cerdo de oreja a oreja le sonrió y le llevo de cena un delicioso plato de lavaza. “GRACIAS CERDO”
Esta muy bonito me gusto mucho esta muy creativo y muy pero muy bonito me gusto bastante..
ResponderEliminar:D
kenita,me parece que esta muy bien hecho te felicito.............. exelente cuento
ResponderEliminartu cuento esta muy creativo
ResponderEliminaratt yuri nathalia gomez
felicitaciones, podrías ampliar un poco más el segundo párrafo, intentalo!
ResponderEliminar